“La evidencia científica que respalda estas intervenciones subraya el impacto positivo que tiene el vínculo con los animales, no solo en la reducción del estrés y la ansiedad, sino también en la mejora de la atención y la relajación de los pacientes”
Cada vez más hospitales en España están implementando programas de terapia asistida con perros, reconociendo los múltiples beneficios que estos animales pueden aportar a los pacientes en diferentes unidades médicas. Purina, como empresa comprometida con el bienestar animal y humano, ha impulsado diversas iniciativas en este ámbito, trabajando en colaboración con profesionales sanitarios y especialistas en intervenciones asistidas con animales.
En esta entrevista, Sònia Sáez, veterinaria y responsable de Comunicación de Purina, profundiza en los beneficios emocionales y físicos de la terapia con perros en hospitales y en la evidencia científica que respalda su eficacia. Además, nos adelanta los resultados iniciales del programa que se está llevando a cabo en la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria y la Unidad de Subagudos del Hospital Universitario Mútua de Terrassa (HUMT), donde la interacción con los perros está teniendo un impacto positivo en la recuperación de los pacientes.
Los efectos positivos de la terapia asistida con perros abarcan múltiples áreas, entre ellas:
Los perros de terapia pueden mejorar el bienestar emocional de los pacientes hospitalizados de diversas maneras:
Las terapias asistidas con perros han mostrado beneficios significativos en diversas condiciones médicas, especialmente en el ámbito de la salud mental, la pediatría y las urgencias hospitalarias. En el caso de la salud mental, estas intervenciones son particularmente útiles para pacientes con trastornos mentales de larga duración y para aquellos que reciben tratamiento por trastornos de la conducta alimentaria.
Los estudios y experiencias previas en hospitales pioneros en España también han demostrado que estas terapias pueden reducir la ansiedad, mejorar la socialización y ayudar en el control de conductas, promoviendo la relajación y disminuyendo el malestar emocional de los pacientes.
Además, en el ámbito pediátrico, los perros de terapia han sido clave para calmar y distraer a los niños en situaciones médicas estresantes, como en salas de espera o durante procedimientos invasivos. En áreas de urgencias y cuidados intensivos, la presencia de estos animales ha contribuido a reducir el miedo y la percepción del dolor en los pacientes.
Todos los perros pueden ser compañeros ideales de vida como animales de compañía. Sin embargo, es importante saber que, cuando hablamos de perros de terapia, existen una serie de requisitos imprescindibles que deben cumplir para poder desarrollar su tarea correctamente, y esto está condicionado a las características individuales del perro y al rol que llevará a cabo. Entre ellos destacan:
La formación de los perros de terapia y sus técnicos es un proceso integral que comienza con la selección de los animales más adecuados. Aunque razas como los labradores y golden retrievers suelen ser las más recomendadas, la clave está en las características individuales de los animales independientemente de su raza, así como de su temperamento, que debe ser equilibrado, tranquilo y con una buena capacidad de aprendizaje.
Desde una edad temprana, los perros reciben entrenamiento basado en técnicas de refuerzo positivo, recompensándolos por responder correctamente a las órdenes y estímulos. Este proceso de formación se organiza en tres etapas fundamentales:
Los técnicos en intervenciones asistidas con animales también reciben formación especializada para identificar signos de estrés en los perros y garantizar su bienestar durante las sesiones. Esto incluye asegurar que los perros tengan descansos adecuados tanto durante las terapias como en su vida diaria, permitiéndoles disfrutar de momentos de juegos y cariño como perros de compañía.
Además, los técnicos de intervención y el personal sanitario trabajan en estrecha colaboración. Antes de cada sesión, se organiza una reunión para definir los objetivos terapéuticos y las estrategias a seguir. Durante y después de las intervenciones, se realiza una evaluación de los resultados y se registra el progreso de cada paciente.
La efectividad de las terapias asistidas con perros en la recuperación física y emocional de los pacientes se mide a través de estudios científicos, evaluaciones clínicas y el seguimiento de indicadores específicos según el tipo de intervención. En España, hospitales como el Hospital Clínic de Barcelona, el Hospital Niño Jesús de Madrid o el Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona han llevado a cabo investigaciones que han demostrado con datos objetivos los beneficios de estas terapias.
Uno de los métodos es evaluar el estado de los pacientes antes y después de la sesión, para evaluar el impacto de la terapia con animales. También se recomienda en estudios científicos disponer, siempre que sea posible, de un grupo de control que haga terapia sin perros para comparar los resultados.
Relacionándolo con la pregunta anterior, sí que existen estudios científicos recientes que reflejan que la intervención asistida con perros ha demostrado ser un facilitador terapéutico. Por ejemplo, en el Hospital de Día (HD) del Hospital Clínic de Barcelona, se realizó un estudio de dos años en colaboración con Purina España y el Centro de Terapias Asistidas con Canes (CTAC). Durante el estudio, se observó que los pacientes mostraron una mejor vinculación con los profesionales y una mayor disposición para participar en el tratamiento, especialmente en los días en los que los perros estaban presentes. De hecho, las desregulaciones emocionales y conductuales disminuyeron en un 27% en esos días, mientras que la asistencia de los pacientes aumentó del 90% al 97,4%.
Un hallazgo destacado fue el caso de un adolescente con Trastorno del Espectro Autista (TEA) y trastorno depresivo mayor, quien experimentó mejoras significativas tras recibir terapia asistida con perros durante 7 semanas. El paciente logró salir del aislamiento, regresar a la escuela y mejorar su autorregulación emocional, destacando cómo el vínculo emocional con los perros favoreció su proceso terapéutico. Este tipo de intervenciones se basa en la formación integral tanto de los perros como de sus técnicos, quienes están capacitados para detectar signos de estrés y asegurar el bienestar de los animales, garantizando una intervención efectiva y adaptada a las necesidades del paciente.
Otro caso a destacar es el estudio multicéntrico llevado a cabo en los hospitales de Mataró, Santa María de Lleida y Niño Jesús de Madrid, junto a la URJC (Universidad Rey Juan Carlos) y el IDIAP Jordi Gol (Instituto Universitario de Investigación en Atención Primaria), y con el soporte de Purina, en el que se confirmaron los beneficios de la terapia asistida con perros para adolescentes con trastornos mentales gracias a que, en pocas sesiones, los perros de intervención favorecen un clima de seguridad, confianza y pueden resultar un elemento motivador y facilitador de la terapia en pacientes adolescentes. Con este estudio se pretendió aportar innovación e investigación en un área poco estudiada que puede ser útil de manera coadyuvante a los tratamientos farmacológicos de algunos pacientes.
El vínculo emocional entre los pacientes y los perros en las terapias asistidas es crucial en los resultados terapéuticos, dado que la alta capacidad que tienen los animales en conectar con las personas no solo promueve el contacto afectivo, sino que también mejora el bienestar general del paciente y facilita conseguir los objetivos terapéuticos marcados.
La evidencia científica que respalda estas intervenciones subraya el impacto positivo que tiene el vínculo con los animales, no solo en la reducción del estrés y la ansiedad, sino también en la mejora de la atención y la relajación de los pacientes. De esta manera, el trabajo conjunto entre profesionales sanitarios y el apoyo de los perros de terapia permite optimizar el proceso de recuperación, haciendo que las terapias sean más efectivas y personalizadas, adaptándose a las necesidades individuales de cada paciente.
El primer paso para asegurar el éxito es que todo el personal se forme correctamente para conocer los pasos a seguir, pero también para resolver las dudas que puedan surgir.
El éxito de un programa de Intervención Asistida con Perros (IAP) depende de una implementación gradual, con un equipo especializado tanto en los aspectos humanos como en los animales. Este equipo debe tener en cuenta varios factores clave:
El programa acaba de empezar y aún no hay resultados concluyentes, pero sí que la evolución de las sesiones está siendo muy satisfactoria en aspectos como la asistencia, motivación y sensación de bienestar general.
En este momento nos encontramos en una fase post capacitación del equipo médico, en la cual se están implementando las terapias asistidas con perros en las Unidades de Trastornos de la Conducta Alimentaria y Subagudos (HUMT).
Aunque estamos viendo los primeros avances, están siendo muy positivos y somos optimistas respecto al impacto positivo que tendrá el vínculo con los perros en la salud de los pacientes a medida que vaya avanzando su implementación.
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